
El hombre que predijo la crisis financiera de 2008 acaba de apostar contra el dogma de la IA
Michael Burry apuesta mil millones contra la burbuja 'Voldemort', la burbuja innombrable de la IA —esa de la que ya hablamos en La burbuja que no se puede nombrar.
Esta es la noticia
Michael Burry, conocido por su papel en The Big Short, volvió a los titulares tras realizar una apuesta millonaria contra el auge de la inteligencia artificial. Su fondo Scion Capital destinó más de mil millones de dólares en opciones de venta sobre Palantir y Nvidia, representando cerca del 80 % de su portafolio.
El CEO de Palantir, Alex Karp, respondió en una entrevista con CNBC calificando la apuesta como "batshit crazy", mientras que Burry replicó en su cuenta de X @CassandraUnchained: "No sorprende que Palantir no pueda descifrar un 13F".
Además, fueron Lorenzo Ramírez y César Vidal quienes, en la sección Despegamos de su programa La Voz, me animaron a profundizar en esta noticia. Si no los conocen, escúchenlos o síganlos, porque son de los pocos que aún invitan a mirar detrás del titular.
Lo que mi cabeza me dice
La historia tiene sentido del humor. Le gusta repetirse, pero con mejores efectos especiales. Esta vez no es la burbuja inmobiliaria ni las puntocom. Es la inteligencia artificial, ese tótem tecnológico que promete salvarlo todo mientras infla silenciosamente los balances de medio mundo. Y justo cuando todos celebraban la nueva era de prosperidad algorítmica, apareció él: el loco. Otra vez.
Michael Burry no tuiteó. Apostó. Y cuando Burry apuesta, el mercado tiembla. Mil millones de dólares en opciones de venta sobre Palantir y Nvidia. O lo que es lo mismo: un grito sin palabras. Un "esto va a estallar" dicho con dinero, el único lenguaje que todavía escucha Wall Street. El 80 % de su portafolio se fue en contra de la narrativa dominante. Como en 2008.
Pero esta vez, el guion está gastado. El hereje ya no sorprende; simplemente incomoda. El CEO de Palantir, Alex Karp, lo llama "batshit crazy". Burry responde con su habitual ironía: "No sorprende que Palantir no pueda descifrar un 13F". El mercado aplaude al místico, no al matemático. Porque en este acto, los datos importan menos que la fe.
La burbuja de la IA no es tecnológica. Es narrativa. Una narrativa tan embriagante que ya tiene su propio culto. Inversionistas, CEOs, medios, bancos centrales. Todos repiten el mantra: "Esto es diferente. Ahora hay datos. Ahora hay modelos con trillones de parámetros". Pero la fe en el progreso no es prueba de su existencia. Y lo que Burry parece estar gritando es esto: si necesitas tanto dinero institucional, tanto blindaje político y tanto storytelling para sostener una industria, tal vez no estás creando valor. Estás contándolo.
La ironía es perfecta. El hombre que predijo el colapso de la vivienda ahora es acusado de no entender la nueva economía. Porque claro, si no apuestas a Nvidia, no estás en el futuro. Si no amas a Palantir, no comprendes el momento. Si dudas, es que no viste los gráficos. Y sin embargo, ahí está: mil millones en "duda activa". Una herejía en forma de portafolio.
Lo fascinante es que nadie puede refutarlo con lógica. El entusiasmo, la narrativa, los precios, los rendimientos. Incluso la idea de que estamos ante una revolución irreversible. La duda de Burry es incómoda no por lo que dice, sino por lo que nos obliga a contemplar: que el emperador de la IA podría estar desnudo. O al menos, excesivamente capitalizado.
Y aquí estamos, en 2025, viendo una película que ya vimos. El protagonista es el mismo, el villano también. Cambiaron las siglas, las valoraciones y los fondos, pero el argumento no. Porque en cada ciclo, la historia necesita su propio Cassandra. Y esta vez, Cassandra tiene un nombre, un fondo, y una sospecha tan antigua como el mercado: cuando todos piensan igual, es momento de pensar distinto.
No sé si esta apuesta romperá la ilusión o solo será otro grito ahogado en medio del aplauso general. Pero sé que, si estalla, no será porque nadie lo vio venir.
Será porque nadie quiso mirar.
Si te perdiste mi artículo anterior, La burbuja que no se puede nombrar, ahí cuento por qué la IA pasó de promesa tecnológica a dogma que nadie se atreve a cuestionar.
Disclaimer: Este artículo no constituye asesoramiento financiero. Si estás tomando decisiones de inversión basadas en textos con sarcasmo, ironía y referencias cinematográficas… quizá necesites ayuda, pero no financiera. Para una explicación más formal (y aún así con buen humor), puedes visitar nuestra sección Acerca de. Ahí dejamos claro que no le decimos a nadie qué comprar, qué vender ni cuándo huir.
Lo que los datos dicen
- Concentración de la subida: El aumento total de la capitalización bursátil del S&P 500 se ha concentrado en pocas manos: Nvidia, Microsoft y Alphabet explican la mayor parte del crecimiento reciente. El peso combinado de las diez principales acciones del índice alcanzó un nivel no visto desde la burbuja dot‑com del año 2000. (Fuente: Goldman Sachs Research, 2024).
- Relación Precio‑Ventas (P/S) de IA: Empresas como Nvidia cotizan a múltiplos P/S > 20x, frente al promedio histórico del S&P 500 (≈ 2,5x), una señal típica de fases especulativas. (Fuente: Bloomberg Terminal / FactSet Market Data, Q4 2024).
- Flujo de capital a ETFs de IA: Los fondos temáticos de IA y Robótica registraron entradas récord de capital, tanto minorista como institucional, un entusiasmo similar al auge de las criptomonedas. (Fuente: Morningstar Direct Data, 2024).
- Costo de capital humano en IA: La escasez de talento impulsa salarios superiores a 300 000 USD anuales para ingenieros de machine learning en Silicon Valley, aumentando los costes estructurales de las empresas. (Fuente: Informe de Compensación Hired / Blind, 2024).
- Proyecciones exponenciales: Los analistas proyectan un CAGR > 50 % anual en ingresos para las principales acciones de IA durante los próximos tres años, un optimismo difícil de sostener fuera de una fase de burbuja. (Fuente: LSEG Refinitiv Consensus Estimates, 2024).